Escribiremos en breve acerca de los Japa Malas, y por ello hoy vamos a
dedicarnos a reseñar la semilla más importante con la que se elaboran desde
hace más de 6000 años, o la más importante por lo menos para los shivaístas y
parte del mundo oriental, por sus propiedades curativas y relajantes.
El árbol de rudraksha crece en la tierra de Gauda - la favorita de
Shiva-, geográficamente delimitada desde las estribaciones de los Himalayas y
centro de Nepal hasta el este de India.
Su nombre proviene de las leyendas alrededor de éste árbol. Podemos
traducir "rudraksha" como "lágrima
de Shiva"
debido a aquella leyenda en que Shiva, luego de una larga meditación en favor
de todos los seres, derramó lágrimas de compasión de las cuales brotaron
árboles, cuyas semillas son las rudrakshas; encontramos otra
traducción igualmente posible como "ojo de Shiva", o más puntualmente
como "ojo de Rudra" en alusión al
aspecto destructor del Dios.
Más allá de las historias y los mitos que envuelven a éstas semillas, su
utilización para confeccionar los malas es ancestral. De propiedades relajantes
y curativas (se utilizan para tratar problemas relacionados con el corazón y
los nervios y ayudan para aliviar la depresión), mejoran y estimulan nuestra
concentración, ya sea llevándolas en contacto con nuestro cuerpo o en la
práctica de jápa mantra propiamente dicha; son un depósito o almacén en el cuál
se concentra toda la energía de nuestros mantras, coadyuvando para alcanzar el
estado de dhárana, necesariamente buscado por los practicantes. Y volviendo a
las escrituras, las mismas nos narran que cuando la semilla de rudraksha llega
a nuestra vida es porque se ha superado con éxito cierta/s situación/es, de las
tantas que hay que superar en el camino del perfeccionamiento del Ser.
María de la Cruz Rojo
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